sábado, 14 de diciembre de 2024

Tejidos de Sara Martín Fernández




Sara Martín Fernández, publica Tejidos, libro ganador del I Premio de poesía de la editorial Ánima Ignis.

Tejidos, de Sara Martín Fernández, ganador del I Premio de Poesía de la editorial Ánima Ignis, es un libro que se despliega como un mapa poético profundamente personal e íntimo. Organizado en cuatro secciones, el poemario se presenta como una colección de "tejidos textuales", donde cada poema es un hilo que conecta emociones, experiencias y reflexiones. La autora nos recuerda que la palabra "texto" proviene del latín textus, que significa "tejido", una metáfora que atraviesa toda la obra.


En su prólogo, el poeta Carlos Crespo describe Tejidos como «cuatro libros de tejidos narrativos, autóctonos, hospitalarios y de prosa sin hilvanar». Su visión resalta la autenticidad de la obra, definiéndola como «la poesía de la verdad». Para Carlos Crespo, Sara Martín escribe «dándolo todo», enfrentando la brutalidad de la vida con resistencia, amor, desamor y, sobre todo, con belleza.

Es una invitación a leer este poemario como una experiencia profundamente visceral y verdadera, poesía salvaje. 


El primer tejido, titulado Égloga no pastoril, se describe como una "canción de amor de dos falsos pastores que se separan después del hastío". En esta sección, Martín reinterpreta el género clásico de la égloga, tradicionalmente asociado a la idealización del amor y la naturaleza, para presentarnos una visión más cruda y contemporánea. Aquí, los pastores no son inocentes ni bucólicos, y el amor se muestra desgastado, atravesado por la distancia y el desencanto.E

Este poema se inicia y concluye de forma muy parecid, reflejando el paso del tiempo y los cambios en la percepción del presente y el pasado de la situación: «Tan solo el salvado de trigo/ o cierto ruido de té sorbido/ nada es tan suficiente ahora/como para ofrecerme un solo segundo// Ya no el salvado de trigo/ ya no cierto del té sorbido/ todo es mucho ayer/ como para no robarme ni un segundo». 


El segundo tejido, titulado  Historicidad, introduce una reflexión profunda sobre los vínculos humanos y las barreras que la sociedad impone a las relaciones. En este poema, Martín cuestiona las limitaciones impuestas entre una profesora y un alumno, mostrando cómo ambos, a pesar de las restricciones sociales, pueden compartir momentos de conexión genuina.  La palabra historicidad no es casual: «No puedo abrazarte delante de las delicadezas y las miradas/ no puedo decirte que te echo de menos/ que están las flores regadas/ no puedo decirte qué dolor de piernas/ de días/ de gente aferrándose a las leyes/». 


El tercer tejido, titulado Secuencia sobre la muerte, es para mí la sección más estremecedora. Aquí, Sara Martín Fernández aborda el dolor y la tragedia desde una perspectiva profundamente personal. El poema narra la historia de una madre que se suicida y su hija que escribe su propio proceso de duelo.  La hija, escribe como terapia y mantiene viva a su madre a través del recuerdo. Lo que se recuerda no se olvida y lo que se escribe pasa a ser real. Sara Martín nos muestra una vez más el poder de las palabras. En pleno proceso de duelo la hija se aferra a la escritura para buscar el sentido a la tragedia,  y también le sirve como puente entre la vida y la muerte: «Elegiste azul/Dos de la mañana /que nunca pusiese volverte a ver/ sonreir/es normal el silencio / durante la madrugadacerrar la última puerta / y no descubrirTE».


El tejido final alude con su  título a la distancia insalvable Lejos .Lejos es un diálogo entre una pareja en la que él actúa con una dinámica insana cargada de desprecio, manipulación emocional y falta de comunicación auténtica. La figura masculina en el poema actúa con desdén, descalificando y humillando a la otra persona. Mientras el diálogo de la relación tóxica avanza, se muestra como ella intenta buscar su voz en medio de la manipulación emocional.  En este caso, distancia se vuelve tan insalvable como necesaria. : «Tu risa/, ese estruendo/ ¿a qué velocidad de la luz avanza?/ Atraviesa todo./ No solo es velocidad, es la potencia, la fuerza destructiva».


Ha sido todo un acierto por parte de Ánima Ignis haber otorgado el Premio a Sara Martín Fernández. En un mundo donde el ruido y la superficialidad nos alejan de lo esencial, Ánima Ignis, o lo que es lo mismo Jorge J. Coello, se erige como una llama que ilumina a los autores más viscerales y auténticos, aquellos que tienen algo real que decir y lo hacen desde las entrañas.

Tejidos, es una obra que además de su profundidad y honestidad , marca el estilo y la identidad del nuevo sello de Ánima Ignis, Poesía Salvaje. Sin duda, una apuesta valiente y necesaria que deja huella en el panorama poético actual.

Tejidos es un testimonio de que los momentos más difíciles y desgarradores de la vida pueden afrontarse con belleza y, sobre todo, con el poder transformador de las palabras. Sara Martín Fernández utiliza la escritura como un refugio y una herramienta para dar sentido al dolor, tejiendo versos que no solo narran, sino que sanan y resisten. 

Recomiendo Tejidos a quien una poesía auténtica, visceral y transformadora. 






viernes, 6 de diciembre de 2024

Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian





Conocí Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian, de Dama Sarashina, por ediciones Atalanta, que son los únicos que tienen el libro publicado en España.

Situado en mismo periodo, había leído hace años Genji Monogatari, de Murasaki Shikibu, así que no dudé en “volver” de nuevo a un periodo tan especial como el Heian.


Para ponernos en situación: El libro Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian, es una obra autobiográfica escrita hace más de mil años por una mujer japonesa conocida como Dama Sarashina, cuyo verdadero nombre se desconoce. Este texto se inscribe en el contexto del final del periodo Heian, una época de esplendor cultural en Japón, donde las mujeres desempeñaron un papel importante como autoras de textos literarios únicos, como el Genji Monogatari de Murasaki Shikibu. De hecho gracias al libro de Atalanta supe de la relación de parentesco que une a Dama Sarashina y a Murasaki Shikibu.


La obra, escrita en un tono íntimo y sincero, relata las experiencias personales de Sarashina desde su juventud, cuando desarrolló un profundo amor por la literatura, hasta su madurez. A través de episodios como sus viajes a Kioto, su vida como dama de compañía en la corte imperial y sus reflexiones espirituales influenciadas por el budismo, la autora nos sumerge en una sociedad marcada por el culto a la belleza y una melancolía serena. Intercalados en el relato se encuentran 89 poemas breves, que reflejan su sensibilidad poética y las relaciones afectivas con su familia y conocidos:


«Me quedo con la Luna vaga de primavera,

cuando él cielo de un verde tierno y los cerezos en flor

están envueltos por la caricia de la bruma»


Sarashina utiliza los poemas para reflejar momentos importantes de su vida, desde la melancolía de sus viajes hasta la alegría o resignación en sus interacciones sociales y familiares. Los poemas no solo acompañan el relato, sino que lo profundizan, estableciendo una relación simbólica entre el mundo interior de la autora y el entorno natural que describe. Por ejemplo, las referencias a la luna, los cerezos en flor o la bruma sirven tanto para enmarcar sus emociones como para encontrar consuelo en la naturaleza, un tema recurrente en la literatura Heian.


El contraste entre los poemas que Sarashina intercambiaba como correspondencia y nuestra comunicación inmediata vía WhatsApp me hace reflexionar sobre cómo la belleza y la paciencia de escribir con propósito se han diluido en nuestra época. ¿Qué hemos ganado y qué hemos perdido en este cambio?


Años después de leer Genji Monogatari, volver al periodo Heian a través de las memorias de Sarashina me ha permitido redescubrirlo desde un prisma más introspectivo. Mientras Murasaki me mostró la sofisticación y las intrigas cortesanas, Sarashina me acercó a una vida más modesta y auténtica, cargada de melancolía pero también de serenidad.


Sarashina ofrece una perspectiva humana y universal, marcada por el contraste entre sus ensoñaciones juveniles y la aceptación de una realidad más humilde y prosaica en su vida adulta. Su relato, escrito con una prosa clara y moderna, trasciende las barreras temporales para resonar con los lectores actuales, quienes pueden encontrar en él un reflejo de emociones universales como la nostalgia, la desilusión y la búsqueda de sentido.

Es una lectura imprescindible para quienes deseen explorar la literatura japonesa clásica y comprender mejor la riqueza cultural y espiritual del periodo Heian.


Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian,  de dama Sarashina, a diferencia de otros escritos de la época Heian como los de Murasaki Shikibu (Genji Monogatari) o Sei Shōnagon (El libro de la almohada), ofrece una perspectiva más personal e introspectiva. A través de su diario, Sarashina explora su mundo interior, marcado por el contraste entre sus sueños idealistas, inspirados en los monogatari, y la realidad cotidiana que enfrenta con resignación y aceptación.


Un aspecto único del texto es su sinceridad y humildad. Mientras que otras obras del periodo celebran los lujos y las intrigas de la corte, Sarashina se centra en una vida más modesta, reflexionando sobre temas universales como la impermanencia, el deber y el deseo. Esto aporta al libro una frescura que lo hace más cercano a los lectores actuales, rompiendo así barreras culturales y temporales.


Además, el carácter autodidacta y soñador de Sarashina, influenciado por su fascinación con Genji Monogatari, resulta en una crítica implícita a los roles asignados a las mujeres de su tiempo. A través de su escritura, cuestiona las expectativas sociales y refleja una trayectoria vital tal como fue.


Leer este libro ha sido como escuchar una voz de siglos pasados, recordándonos que las emociones humanas –la nostalgia, la inquietud por el futuro y la búsqueda de significado– son universales y atemporales. Sarashina no solo narra su vida, sino que nos tiende un puente hacia la nuestra.

Este libro trasciende el tiempo y las culturas, y se ha ganado un lugar entre los más bellos y especiales que he leído en mi vida.

Sarashina es el mejor ejemplo de que incluso en los momentos más modestos de la vida se puede encontrar belleza y significado, una lección que resuena en el ruido y superficialidad de nuestra época moderna.