jueves, 4 de enero de 2018

¡Qué bello es vivir! de Sonia Yáñez Calvo

"¡Qué bello es vivir!"

1.Pasado.

No recuerdo la edad exacta que tenía, ni tan siquiera si era Navidad. Recuerdo que estaba en cama contigo mamá, era tarde. Yo ya me iba a dormir, tu ibas a seguir viendo la televisión con los cascos puestos para no molestarme. Fue entonces cuando vi algo que llamó mi atención, ¡dos estrellas en blanco y negro hablaban en la televisión! Por supuesto en lugar de dormir quise ver esa película, claro que me recordaste la hora que era, pero ante mi respuesta de: "¡pero hay dos estrellas que hablan!", cómo ibas a decirme que no... Así que me puse a ver la película: En ella contaban la vida del protagonista desde niño, un pequeño George Bailey se caía al agua helada y perdía oído, (enseguida me identifiqué con él, pues aunque nunca me caí al agua helada, si tengo pérdida de oído a causa de una perforación de tímpano...). El resto ya se sabe... La película no solo me encantó, si no que desde entonces es tradición navideña ver "¡Que bello es vivir!" cada año por estas fechas...

2.Presente.

Es Navidad. Ahora ya no estás, mamá. Te fuiste este 19 de septiembre, pero como cada año, volví a ver "¡Qué bello es vivir!", que ahora cobra otro significado...
Ahora ya no me fijo tanto en el niño que perdió oído, sino en el joven que se quería comer el mundo y que ahora, convertido en adulto quiere acabar con su vida por desesperación; pero sobre todo, veo como la ayuda de la gente que le quiere consigue que recuerde lo bello que es la vida...
Y cada año por Navidad seguiré viendo la película en honor a aquel momento mágico...


FUTURO


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